El homenaje a su carrera. Parte 2
Vuelve Stallone y su banda de psicóticos. Statham, Lundrgren, Couture, Crews y con los cameos de la anterior entrega. Willis, Schwarzenegger, a los que hay que sumar al Dios Todopoderoso Chuck Norris y a Van Damme como malo malísimo.
Todos ellos crean un cóctel explosivo de sabor dulce y picante.
Stallone ha sabido crear muy bien en esta saga, dando en el clavo con los personajes. A cada uno le otorga el papel que puede llevar sin problemas, dando mayor o menor importancia en la trama. Con frases fáciles y muy del gusto del espectador del cine de acción de los 90.
Statham es la mano derecha de Stallone en este periplo de viajes y mil batallas. Alguien que puede estar a su altura en cuanto a diálogos y puñetazos.
Lundgren, ya pasó su época y tiene un rol de secundario en la que solo aparece para hacer gracias y repartir cuatro hostias.
Lo mismo pasa con Couture, un ex-luchador de artes marciales mixtas, hace su rol y tiene sus puntazos.
Luego está Crews “el muy negro”. Él le da el toque de humor que equilibra a los demás y suele ser el más profundo con sus frases. Este personaje tiene un grave problema con las escopetas y las armas grandes. Siempre se le puede ver con una AA-12 o Striker.
Bueno, y por último está Li, que reparte cuatro hostias como panes y ya no se le ve más.
En general, las armas en The Expendables son de gran calibre, y eso hace que se vean decapitaciones, desmembramientos y demás.
Su grandeza reside en su sencillez y el no querer dar más de lo que quiere dar. No se toma en serio a si misma, y me recuerda un poco a True Lies de James Cameron, una película de acción de espías en la que no importa que cuentes una grandísima historia, sino que el director se recree a si mismo haciendo homenajes y parodiando al cine de otros tiempos del mismo género.
Completamente disfrutable si dejas atrás prejuicios y te sientas y disfrutas del homenaje de estos míticos actores colosos del cine de acción, de la época dorada del mismo. Citando frases los unos a los otros de sus películas pasadas. Una imagen vale más que mil palabras, y ahí las hay, y muy buenas, porque solo ver a Chuck Norris cruzando el humo a ritmo de El bueno, el feo y el malo de Ennio Morricone… Vale la pena verla por esos pocos minutos que dura la escena, al ya mítico actor convertido en personaje de si mismo gracias a internet y a sí mismo.
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